El proceso electoral cubano es único en el mundo, no cuenta con campañas y no existe la competencia de agrupaciones políticas. Los candidatos son propuestos por los vecinos y las organizaciones sociales de la isla. Por ley, ni siquiera el Partido Comunista –único con estatus legal– realiza actividad electoral, pues según la Constitución su tarea no es la de imponer a sus miembros, sino la de «dirigir» el rumbo de la sociedad. «Será lo mismo de siempre. Se elige a un compañero para diputado o delegado, gente que trata de hacer lo mejor que puede, pero no tiene mucha influencia ni poder», opinó Yoandri Sapotén, un trabajador del sector privado. Para los defensores del régimen la ausencia de varios partidos evita la corrupción o la imposición de grupos de interés adinerados, mientras garantiza una verdadera democracia participativa. Para sus detractores, la falta de competencia entre agrupaciones impide un verdadero debate de programas y de renovación de ideas. Otro opositor, el portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez, dijo vía telefónica a LA RAZÓN que con estos comicios «el modelo totalitario de Gobierno se reproduce a sí mismo» y la Asamblea Nacional retomará su papel «menos que ritual», ya que es un órgano que «se reúne dos veces al año unas pocas horas». Estas elecciones podrían suponer, además, el último mandato de Raúl Castro al frente del país si el gobernante cumple con su promesa de limitar a un máximo de dos periodos consecutivos de cinco años los cargos políticos, incluido el de presidente, una propuesta que lanzó en el VI Congreso del PC en 2011. Otro dato preocupante es la edad de «los dinosaurios barbudos» que componen las filas comunistas. Según datos oficiales, el 78,43% de los actuales candidatos a diputados nació después del triunfo de la revolución cubana, en 1959.
http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/945905/internacional/elecciones-en-cuba-una-farsa-sin-emocion
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