Para 1960 el ingreso per cápita
en Singapur era de $428 dólares, para el 2015 pasó a $52.090. ¿Cómo es que en
cinco décadas un país pasa de ser pobre a estar entre los cinco más ricos del
mundo?
La historia del éxito económico
de este país inicia en 1965, año en el que se independiza y empieza una serie
de reformas que lo harán volverse rico. Baja presión fiscal, facilidad para
hacer negocios y un Estado pequeño son los secretos.
En la actualidad existe un
consenso socialdemócrata basado en la idea de que es necesario un gran Estado
de bienestar que se asegure de sacarle dinero a los ricos, mediante impuestos,
para darle a los más pobres. Singapur, alejado de ese pensamiento, se ha
dedicado a ofrecer tasas de tributación supremamente bajas, su objetivo no es
castigar a los ricos, es atraerlos para que aumente el bienestar del país.
Singapur es actualmente tildado
por muchos de paraíso fiscal. Millonarios de todo el mundo mueven cada año sus
capitales a bancos en ese país para escapar de las altas tributaciones a las
que son sometidos en otros lugares. En el 2012, por ejemplo, en medio de un
escándalo mediático Eduardo Saverin, uno de los cofundadores de facebook, puso
toda su fortuna en bancos de Singapur y renunció a su ciudadanía
estadounidense. De acuerdo con Bloomberg, el empresario, al renunciar a la
ciudadanía, se habría ahorrado alrededor de 67 millones de dólares en
impuestos.
Pero Singapur no solo se
concentró en atraer ahorradores y volverse líder en el mundo de las sociedades
offshore, sino que se esfuerza por atraer a todo tipo de inversionistas. No es
casualidad que cada año decenas de multinacionales trasladen allí su sedes.
Según el Doing Business 2016, Singapur es el segundo país en el mundo en
facilidad para hacer negocios. Solo se necesitan tres procedimientos para abrir
una empresa, y realizarlos toma apenas dos días y medio.
El impuesto de sociedades es del
17% y existen numerosas exenciones y estímulos fiscales a la inversión. Hay
todo un plan de descuentos, que van desde el 50% al 100%, para las nuevas
empresas y para las start-up. No se gravan las ganancias de capital ni las
herencias. El impuesto general al consumo es apenas del 7% y el impuesto sobre
la renta a personas es un tributo progresivo que va desde el 0 hasta el 20%
dependiendo del nivel de renta. Es considerado uno de los más bajos del mundo.
Según el Índice de Libertad
Económica elaborado por Heritage, es la segunda economía más libre del mundo,
después de Hong Kong. Es un país en el que se respetan los derechos de
propiedad y los contratos, pero que además cuenta con un mercado laboral
bastante libre. Por ejemplo, no hay salario mínimo. Y en cuanto libre comercio
no se quedan atrás, otra de las claves del éxito económico de este país es que
se obligó a que sus empresas compitieran con las extranjeras. Beneficiando
tanto a los empresarios como a los consumidores.
¿Será acaso que los
socialdemócratas amigos de la regulación y los altos impuestos no conocen el
caso de Singapur? cinco décadas bastaron para que un país que era considerado
pobre llegara a estar en el top cinco de los más ricos. El liberalismo hizo su
milagro.
Pero Singapur no solo demuestra
que entre menos regulaciones haya, mejor, sino que además es prueba de que no
es necesario un Estado de bienestar elefantiásico para que una población viva bien.
En la actualidad el promedio del gasto público en los países de la Unión
Europea es del 48% del PIB, mientras que Singapur destina a su Estado de
bienestar solamente el 19% de su PIB. Contrario a lo que muchos
socialdemócratas afirman, tener un moderado gasto estatal no ha empeorado las
cosas, sino que ha sido clave para el bienestar del que gozan los
singapurenses.
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