La ley de servicios de comunicación audiovisual, votada tres años atrás y que obligaría al grupo junto a otra veintena —incluido PRISA, editor de EL PAÍS— a “desinvertir” en sus numerosas emisoras de radio y televisión, está muy específicamente diseñada contra los medios televisivos de Clarín. En la medianoche de mañana se va a agotar el último plazo de un año dado para estas desinversiones, sin ampliarlo para, al menos, esperar a que la justicia, y la Corte Suprema de Justicia, se pronuncie sobre la constitucionalidad de la norma. El propio alto tribunal ha considerado que actuar de este modo constituye una “denegación de justicia”. Pero el Gobierno parece dispuesto a revocar las licencias por vía administrativa y obligar a la “desinversión”, aunque tuviera que compensar al Grupo Clarín si el Supremo falla en su contra.
jueves, 6 de diciembre de 2012
Defensa de la libertad
Los monopolios en medios de comunicación no favorecen el debate democrático. Impulsar el pluralismo es legítimo. Pero en Argentina el peligro es que el pluralismo se encoja, no que se amplíe. Legislar con medidas diseñadas contra medios o grupos específicos, y anteponer las decisiones administrativas a las judiciales, supone caer en la arbitrariedad y el autoritarismo. La ofensiva desde el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner contra el Grupo Clarín... busca claramente silenciar una plataforma independiente y crítica que el poder actual... considera como su mayor enemigo.
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