El índice de Libertad Económica en el Mundo del Instituto Fraser mide
hasta qué grado los ciudadanos de un país gozan de libertad para realizar
intercambios voluntarios y las instituciones de mercado asignan los recursos en
la economía. El índice utiliza datos cuantitativos para medir (1) el tamaño del
Estado, (2) la seguridad de los derechos de propiedad privada, (3) la calidad
de la moneda, (4) la libertad de comerciar a través de las fronteras, y (5) las
regulaciones. Los países mejor calificados en este índice tienen un modelo
liberal que permite un mayor grado de libertad a los ciudadanos al momento de
tomar decisiones acerca de qué hacer en el ámbito económico. Hay quienes
menosprecian las libertades económicas, pero vale señalar que estas están
fuertemente correlacionadas con las libertades civiles y políticas y con
menores niveles de corrupción.
Según este índice, desde 1970 Suiza se ha encontrado constantemente
entre las siete economías más libres del mundo. A muchos socialistas les
sorprendería ver que en este índice también figuran entre las economías más
libres del mundo países como Dinamarca (21 de 159), Países Bajos (25), Bélgica
(32), Noruega (32) y Suecia (38). Y les sorprendería porque normalmente lo que
desean copiarles a algunos de estos países no es su modelo general, sino
solamente su nivel de carga tributaria y de gasto público.
Pero Suiza es un caso particular. Allí no hay, como en Noruega o
Suecia, ni impuestos o gastos altos. De hecho, se destaca por ser una de las
jurisdicciones con impuestos más bajos y fáciles de pagar. Algunos la
denominarían un “paraíso fiscal”. Según el Índice de Competitividad Tributaria
de la Tax Foundation, Suiza es la economía con el cuarto régimen tributario más
competitivo entre los países de la OCDE. En su informe, explican: “Suiza tiene un impuesto
corporativo relativamente bajo (21,2%), un impuesto de consumo bajo y
de amplia base, y un impuesto relativamente uniforme sobre la renta que exonera
a las ganancias de capitales de tributación”.
También es interesante que Suiza es una de las economías más
competitivas del mundo, a pesar de haber tenido por mucho tiempo una moneda
fuerte, el franco suizo. Según el índice Haciendo Negocios del BM,
Suiza es la octava economía en el mundo donde es más amigable el ambiente a las
empresas. El economista Steve Hanke señala que en los últimos 100 años el
franco suizo se ha apreciado un 1% anual en relación al dólar y, no obstante,
tiene un sector exportador inmenso.
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