Ausente en la lista de prioridades de Washington y con un Congreso estadounidense que continuará dividido tras la reelección de Obama, la región deberá resignarse a que sigan acumulando polvo sus grandes reclamos, como una reforma migratoria amplia, más respaldo en el combate a las drogas y un acercamiento a Cuba.
"Estados Unidos no va a tener la posibilidad de hacer más con América Latina de lo que ha hecho", dijo Andrés Rozental, ex vicecanciller mexicano. "No creo que vayan a voltear más a la región". El presupuesto de Obama no deja dudas: recortó la asistencia total hacia el hemisferio en un 9% para el año fiscal 2013 -que empezó el 1 de octubre- a US$1.652 millones, según datos del Departamento de Estado. Y junto con el dinero se desvanece poco a poco la histórica influencia política de Estados Unidos en la región. Ahora Brasil, el peso pesado latinoamericano, empieza a ocupar en el cono sur el hueco dejado por el Tío Sam.
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