Además de haber trabajado ocho años en el Banco Mundial –donde llegó a
ser economista senior para México–, su recorrido profesional también incluye el
cargo de director general de análisis para América Latina en JP Morgan Chase
Bank y director general de Banca de Inversión y Análisis del Grupo Financiero
Banorte-Ixe, uno de los bancos más importantes de México. En 2011 decidió
volver al Perú y abrir su propia firma de asesoría económica, Thorne Asociados.
Desde hace diez meses es el brazo económico del electo presidente peruano.
Ingresar al sector público
puede ser un trance difícil para alguien que viene del sector privado.
Vengo de una empresa privada, pero que hace análisis económico y
asesoría financiera. Gran parte de los proyectos que hemos trabajado, si bien
han sido privados, han tenido una relación estrecha con el sector público. En
la parte de análisis económico hemos tenido muy buena relación con el gobierno.
El exministro Alonso Segura nos llamaba a sus reuniones con otras empresas
consultoras, aunque Thorne Asociados es una empresa de asesoría. Además, en mi
vida, de una y otra manera, he estado en el sector privado, pero vinculado al
quehacer público.
¿Qué pasará con su empresa de
asesoría una vez que asuma el cargo?
Estamos suspendiendo todos los contratos de la empresa durante este
periodo. No vamos a arriesgarnos a tener conflictos de interés con mi función
pública. Tampoco vamos a transferir acciones de nadie. Simplemente la empresa
no va a tener actividad.
Usted ha manifestado que la
suya ‘es una propuesta de cambio’. ¿En qué consiste ese cambio?
Va por muchos lados. Es un cambio en el tratamiento de las
inversiones, en la simplificación tributaria. El ministro tiene que ser una
persona que acompañe a la gente, que esté cerca de ella. Debe ser una persona
sumamente orientada a generar bienestar al país y que este llegue al peruano de
a pie.
¿El MEF tiene demasiado poder y
somete en exceso a otros ministerios, como señalan algunos analistas?
No creo que el MEF tenga demasiado poder, sino que maneja el
presupuesto. En ese sentido es uno de los pocos ministerios de corte
transversal. Lo que sucede, en mi opinión, es que está muy orientado al control
presupuestal y no a la generación de valor y bienestar. Pienso que esta
dicotomía entre estabilidad fiscal y crecimiento es falsa. Tenemos que hacer
que el manejo presupuestal sea incremental y que el objetivo central sea
generar bienestar para toda la población. Eso no quiere decir que vamos a
relajar nuestra postura fiscal, pero sí hay que asignar correctamente el
presupuesto.
¿Qué evaluación haría del
gobierno que se va en materia económica?
No es correcto de nuestra parte hacer evaluaciones. Ya sabrán los
historiadores cómo califican a los distintos ministros que tuvo esta gestión.
Nuestros planes son muy distintos a los de este gobierno, a los del gobierno de
Alan García y, probablemente, también a los del gobierno de Alejandro Toledo.
Además, no nos toca un contexto similar al que tuvieron las tres últimas
gestiones.
Hablando del gobierno que se
va, una de sus principales iniciativas fue la diversificación productiva.
¿Continuará con ella?
Sí, pero no sé si la palabra correcta sea diversificación productiva.
A mí me gusta pensar más en flexibilidad productiva. Históricamente, los ciclos
económicos peruanos están muy atados a los externos. Por ello requerimos
fuentes de crecimiento que, cuando los ciclos internacionales no sean
favorables, permitan expandirnos. ¿Cuáles son? El turismo, la agricultura, la
industria, la reforestación. Son sectores que no se han empujado desde la
política pública y que están presentes en nuestro plan de gobierno.
El gobierno anterior también se
caracterizó por la creación de varios programas sociales. ¿Van a mantenerlos?
Eso dependerá de quién asuma el Midis. Me imagino que una buena parte
los mantendremos. Sin embargo, quien entre al Midis va a tener objetivos muy
claros, y PPK los planteó el año pasado: reducir la pobreza a 10% y la extrema
pobreza a 0%.
El nuevo gobierno ha propuesto
implementar un régimen tributario especial –de bajos impuestos– para las
pequeñas empresas, con el objetivo de facilitar su formalización. ¿Por qué
esperan que su propuesta funcione, si otra medida, como la Ley Mype, que se
enfocó en el ámbito laboral, no tuvo grandes efectos?
Esa es una de las políticas que hemos planteado y es a la que la gente
se le ha quedado más en la cabeza. La informalidad debe atacarse en tres
campos. El primero son los incentivos para hacerse formal. Ahí el instrumento
más poderoso que tiene el gobierno son los impuestos. El segundo son los
beneficios de ser formal, en donde están los servicios públicos. Al informal
hay que alertarlo de los beneficios de ser formal, como salud, carreteras,
seguridad interna, etc. Esos beneficios deben estar claros. Finalmente, debemos
asegurarnos de que no haya un sesgo antiformalidad. Hay que pensar que cada
política económica que adopte el gobierno en diferentes sectores puede tener un
sesgo pro o en contra de la formalidad. Tenemos que asegurarnos de que estas
sean pro. En lo que refiere al tema tributario, un estudio del Banco Mundial
indicó que el sistema tributario dirigido a la pequeña y mediana empresa no
tiene un mecanismo que permita el tránsito hacia la gran empresa. Es decir, con
el régimen de pequeña empresa esta se queda atracada en esa condición. Hoy gran
parte de las pequeñas y medianas empresas mueren porque chocan con esa barrera
que es el alto costo que tiene la formalización. [En ese sentido], buscamos
bajar los costos para las pequeñas y que, conforme vayan creciendo, paguen más
impuestos. Es decir, que los menores impuestos sean para las pequeñas, un poco
más para las medianas y el régimen normal para la gran empresa.
Muchos economistas locales han
mencionado la importancia de flexibilizar el mercado laboral. ¿Tomarán alguna
medida en ese tema?
Pedro Pablo Kuczynski va a honrar todos los beneficios de los
trabajadores. Por eso estamos trabajando en mejorar la calidad de los servicios
(salud, educación, etc.). Lo que hacía la Ley ‘Pulpín’ era recortar los
beneficios de los trabajadores y no estamos de acuerdo con eso. Para nosotros
la principal reforma laboral es la formalización. Si logramos que 25% de la PEA
que hoy no tiene beneficios sociales los consiga [al final del gobierno], esa
sería la reforma más importante. Hay que reconocer que la fuerza laboral hoy en
día es una élite (75% de la PEA es informal). La gran masa de trabajadores no
tiene pensión, tampoco servicios de salud y educación, y reciben servicios
públicos de baja calidad. Nuestra propuesta es muy clara: hay que mejorar la
calidad de esos servicios, que es la otra parte de la formalización.
¿Cómo cerrará la economía
peruana este año?
En 2016 se puede terminar en un rango de entre 3,5% y 4% de
crecimiento económico. Ojalá nos acerquemos un poco más al 4%. Para nosotros es
un año de transición. En 2017 fácilmente se puede crecer 4,5%. Y en 2018 vamos
a honrar nuestra meta, que es 5%. De ahí en adelante ya veremos. Lo más
importante para nosotros no son los sobresaltos en el crecimiento, sino la
estabilidad. Queremos garantizarle a la población un crecimiento sostenible y
que gran parte de los beneficios que este genera pueda llegar a ella.
Mucha de la inversión pública
no ejecutada está en manos de autoridades como los gobiernos regionales y las
municipalidades. ¿Qué harán para destrabar esa inversión y mejorar su calidad?
Sobre las inversiones, tenemos dos planes muy concretos. Uno de ellos
es priorizar una lista de proyectos que, por alguna u otra razón, están
atracados. Estamos revisando cuáles son. La idea es sacarlos en los primeros
seis meses del gobierno de PPK. Esto será un gran impulso para la demanda y una
forma de generar crecimiento. La segunda medida es transformar ProInversión.
Queremos que se convierta en una agencia de formulación de proyectos y que
trabaje con las regiones. Hemos planteado que ProInversión tenga oficinas en
prácticamente todas las regiones. Algunos proyectos se tendrán que mejorar. Lo
importante es que la calidad de estos sea la mayor y que cada sol de los
contribuyentes sea el mejor gastado. También queremos transformar el directorio
de ProInversión, darle incentivos y asegurar que una buena parte de estos
proyectos sean asociaciones público-privadas y si son obra pública debemos
asegurarnos de que esta sea de alta eficiencia. ProInversión tendría un
presupuesto multianual y un análisis de costo-beneficio muy específico y sería
una especie de banco de preproyectos que trabajaría con los ministerios y las
regiones. También habrá un esfuerzo complementario a través de la PCM con la
creación del ministerio de apoyo a las regiones. Este sería una especie de
ministerio de descentralización que trabajaría directamente para desarrollar
programas de largo plazo, programas de gasto, programas sociales. Sería para
asesoría y apoyo.
…
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