lunes, 18 de junio de 2012

"De cómo nació el Perú". José Barba Caballero, Correo 18 junio 2012:


Huáscar, el Inca de los Cuatro Suyos o Señor del Universo, era técnicamente un imbécil. Su madre, la coya Arahua Ocllo, nunca pudo controlar su soberbia y crueldad. Con estos antecedentes, nada le pareció más prudente a Atahualpa que mantenerse alejado de su medio hermano. Desafortunadamente, el nuevo inca no era un estratega; confiado en su superioridad numérica, imaginó una victoria fácil. De esta confianza se valió Atahualpa para derrotarlo definitivamente en los llanos de Huanacopampa. Así capturó el trono con los españoles ya al acecho.

El James Bond del imperio inca era un orejón que respondía al nombre de Cinquinchara. Desde que los españoles desembarcaron en Tumbes, este agente les seguía los pasos a través de los curacas. Como muchos creían que eran dioses, él se convenció de lo contrario oliendo sus heces que apestaban más que las de ellos. También comprobó que no eran distintos en cuanto a su gusto por el maíz, el agua y las mujeres. Una vez, con el pretexto de regalarles frutas, logró infiltrarse en el campamento de Pizarro; allí comprobó que no eran más de doscientos, y aunque se admiró de los caballos, las barbas y las espadas, jamás pasó por su mente la posibilidad de que estos aventureros venidos del mar pudieran vencerles. Por esto los dejaron avanzar por la sierra, con el propósito de rodearlos en Cajamarca, convertirlos en esclavos y aprovechar su ciencia.

Quienes sí se llevaron el susto de sus vidas fueron los españoles. Desde lo alto de la cordillera divisaron la ciudad de Cajamarca y un poco más allá, unos 40,000 guerreros aguardándolos. Según los soldados-cronistas, el rostro cansado de los conquistadores se transformó en uno de espanto y la orina de guerra mojó sus pantalonetas. Sin embargo, poco a poco se fueron tranquilizando. Si iban a morir, lo harían con dignidad. De esta resignación nació la estrategia más audaz de la historia y la aún más increíble victoria. Las trompetas, la pólvora, los caballos y, sobre todo, la excesiva confianza de Atahualpa determinaron su destino. Como resultado de esta historia, hoy el 85% de los peruanos son mestizos. La sangre española de villanos y porquerizos se mezcló con la de Pachacútec y su indiada. De todo esto nació el Perú. No es mucho... pero es algo.

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