Un importante sector de religiosos de Cajamarca ha desempeñando un significativo papel en las movilizaciones antimineras. En la capital del departamento, en Celendín y otros lugares difunden consignas en contra de la minería:
“Dios creó los recursos naturales… y el hombre no puede destruirlos, …y las transnacionales no puede destruirlos, …y el hombre tiene que defenderlos”, son algunos de los eslóganes difundidos por los religiosos.
El sacerdote franciscano Isaac Shauano Murrieta lo expresa así: “El reino de Dios no se construye destruyendo su creación”, según informa la revista Caretas.
La iglesia de San Francisco, en pleno centro de Cajamarca, se convirtió en un bastión de los antimineros. Allí duermen, hacen sus ollas comunes, coordinan sus acciones y después parten a las movilizaciones, y se refugian luego en el templo si se produce algún choque con la Policía.
Los sermones en las misas de varias parroquias alientan a los feligreses a participar en las actividades antimineras.
Ese sector de religiosos tiene una visión idílica y a la vez arcaica y retrógrada de la sociedad rural. Creen que la industria moderna, en este caso la minería, trae consigo la corrupción y la codicia. Los campesinos pobres vivirían mejor en el atraso.
Naturalmente, esos religiosos tienen derecho a profesar esas ideas y a juntarse con los marxistas ateos de Patria Roja para atacar a las empresas mineras. Pero si intervienen en política y en los conflictos como lo están haciendo en Cajamarca y Espinar, también se exponen a la crítica y a ser señalados como lo que son, reaccionarios que tratan de paralizar el progreso del país, cuyo crecimiento en la última década ha estado sustentado por el desarrollo de la minería.
Fracaso de la huelga
La huelga indefinida de Cajamarca contra Conga ha naufragado, a pesar del intento desesperado de sus promotores de sostenerla provocando más violencia el jueves pasado, en consonancia con el también fracasado paro nacional del SUTEP, mediante el cual Patria Roja intentó arrojarle un salvavidas a su militante Gregorio Santos.
A la derrota de los antimineros han contribuido decisivamente el surgimiento del Colectivo por Cajamarca, la acción del gobierno vinculándose con comunidades y autoridades locales, y el cansancio de la gente, harta de que su vida se vea alterada para satisfacer las ambiciones políticas de Santos y otros dirigentes.
Naturalmente, los antimineros pueden movilizar indefinidamente a maestros que siguen cobrando su sueldo, a universitarios a los que no les importa perder clases, a ronderos que van coaccionados o por pequeños estipendios, y a religiosos que creen contribuir de esa manera a la salvación de las almas.
Borrón y cuenta nueva
La primera dama Nadine Heredia ha dicho refiriéndose a lo ocurrido en Espinar, que hay que pasar la página y ponerse a dialogar. Qué fáciles serían las cosas si se tratara solo de eso, de mirar el futuro y olvidar el pasado. ¿Cómo no se le había ocurrido antes a nadie?
En Espinar hubo dos muertos y más de cien heridos, la mayoría de ellos policías. ¿Quién es responsable de eso? Nadie. Hay que pasar la página.
En Espinar se incendiaron locales de la Fundación Tintaya y se causaron daños a otras instalaciones. ¿Quién es responsable de eso? Nadie. Hay que pasar la página.
En Espinar se descubrieron bombas molotov, municiones, etc. en vehículos del municipio y de la Vicaría de Solidaridad. Los congresistas izquierdistas renunciantes a Gana Perú han acusado al gobierno que, usando “métodos montesinistas”, plantó pruebas falsas. En uno o en otro caso alguien cometió un delito. ¿Quién es responsable de eso? Nadie. Hay que pasar la página.
En suma, lo que propone la primera dama es borrón y cuenta nueva. Esa es la peor alternativa en estos casos porque alienta la violencia en las protestas sociales.
Si ocurre todo lo que ha sucedido en Espinar y nadie es responsable. Si el alcalde Óscar Mollohuanca adquiere, como su colega Gregorio Santos, resonancia nacional y se convierte en un héroe para un sector de la población después de los muertos, los heridos y 10 días de prisión. Si el alcalde es ahora buscado y hasta ensalzado por los funcionarios del gobierno, que lo consideran como el mejor interlocutor para el diálogo, no hay que dudar que tendrá muchos imitadores que intentarán seguir su camino.
La breve detención de Mollohuanca ha sido una de las peores torpezas de las autoridades. Si era culpable, debió quedar preso. Si era inocente no debió detenérsele.
Además, responsables de la violencia en Espinar hay muchos, empezando por uno de los incitadores, el presidente del Frente de Defensa, Herbert Huamán, y terminando por los que ejecutaron los actos de violencia, varios de los cuales están en videos y fotos. ¿Por qué sólo se detuvo a Mollohuanca?
Pero como en protestas anteriores, nadie es sancionado por los desmanes y los delitos cometidos. La ley es letra muerta. Garantía de que los conflictos seguirán siendo violentos.
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