En los países de habla hispana en América hemos
admirado en los últimos 35 años la exitosa evolución democrática y económica de
España. Lamentablemente, España hoy enfrenta una tremenda crisis financiera y
económica con alto desempleo. La exagerada reacción de los mercados financieros
agrava la crisis que se ha ido acumulando en los últimos años en España y
también la mayoría de los países europeos.
La Zona del Euro (17 de los 27 países de la Unión Europea) enfrenta un severo problema desde que estalló la crisis en Grecia hace casi tres años. El defecto es que la nueva moneda que se creó en 1999 nunca tuvo un sustento fiscal -o sea un sistema que controle eficazmente los gastos presupuestarios de los países que utilizan esa moneda. Pero la mayoría de los países europeos, incluyendo España, enfrentan otro reto aún más importante: el de mantener un estado de bienestar en una etapa en la cual la población y los recursos disponibles se están estancando mientras que las demandas al fisco para financiar jubilaciones y gastos médicos están aumentando. Si no se hacen reformas profundas como las que efectuó Alemania hace 10 años para promover el empleo, el estado de bienestar se torna insostenible.
Aparte de estos dos problemas europeos y también españoles, España ha entrado en crisis por otras razones propias. La primera ha sido la creciente indisciplina fiscal de las regiones (llamadas "autonomías") que controlan una parte importante del presupuesto nacional desde que fueron creadas en 1978, y han ido aumentando sus gastos y su endeudamiento. Hay aquí una lección importante para el Perú, con nuestra descentralización poco eficiente. Aun así la deuda pública de España es bastante moderada y más baja, por ejemplo, que la de Alemania, Inglaterra o Francia. Pero la deuda creció rápidamente en los años del gobierno socialista que antecedió al actual gobierno conservador que empezó a fines del año pasado. Y allí viene la segunda razón de la crisis: la burbuja inmobiliaria que estalló en 2008, arrastrando con ella los bancos y sobre todo las cajas regionales que prestaron alegremente (igual que en Estados Unidos e Irlanda) para propiedades infladas artificialmente por los mismos préstamos.
El gobierno español se demoró a partir de 2008 en enfrentar la crisis de las cajas y de algunos bancos. Finalmente obligó a la Caja Madrid absorber una serie de cajas regionales en mal estado. Hace unas semanas la Caja Madrid casi se hundió, necesitando un masivo recate. Eso creó una crisis bancaria y el gobierno tuvo que acudir a las autoridades europeas y al Fondo Monetario Internacional para un rescate aún mayor. Las autoridades dijeron que solo le prestarían a las cajas y bancos la suma necesaria a través del gobierno: la suma es €100 mil millones, equivalente a $125 mil millones, las dos terceras partes del producto total del Perú. Eso a su vez creó la crisis del lunes pasado, cuando el gobierno tuvo que acudir a los mercados financieros, y los mercados -exageradamente temerosos del aumento de la deuda pública causada por el rescate bancario- le cobraron la cuenta, prestando el dinero a una tasa de interés sensiblemente más alta.
Hace ya varios años que Europa enfrenta una crisis económica sin solucionarla. La Unión Europea representa la economía más grande del mundo: su receso económico tiene efectos mundiales, sobre todo en China y también en nuestro Perú. Hasta ahora los grandes líderes europeos no se ponen de acuerdo sobre qué hacer. El resultado es que los mercados financieros se vuelven sicológicamente muy nerviosos y magnifican la crisis. Eso es lo que le está pasado a España en este momento. Es hora que el liderazgo europeo busque un verdadero consenso y lo transmita claramente a la opinión pública.
La Zona del Euro (17 de los 27 países de la Unión Europea) enfrenta un severo problema desde que estalló la crisis en Grecia hace casi tres años. El defecto es que la nueva moneda que se creó en 1999 nunca tuvo un sustento fiscal -o sea un sistema que controle eficazmente los gastos presupuestarios de los países que utilizan esa moneda. Pero la mayoría de los países europeos, incluyendo España, enfrentan otro reto aún más importante: el de mantener un estado de bienestar en una etapa en la cual la población y los recursos disponibles se están estancando mientras que las demandas al fisco para financiar jubilaciones y gastos médicos están aumentando. Si no se hacen reformas profundas como las que efectuó Alemania hace 10 años para promover el empleo, el estado de bienestar se torna insostenible.
Aparte de estos dos problemas europeos y también españoles, España ha entrado en crisis por otras razones propias. La primera ha sido la creciente indisciplina fiscal de las regiones (llamadas "autonomías") que controlan una parte importante del presupuesto nacional desde que fueron creadas en 1978, y han ido aumentando sus gastos y su endeudamiento. Hay aquí una lección importante para el Perú, con nuestra descentralización poco eficiente. Aun así la deuda pública de España es bastante moderada y más baja, por ejemplo, que la de Alemania, Inglaterra o Francia. Pero la deuda creció rápidamente en los años del gobierno socialista que antecedió al actual gobierno conservador que empezó a fines del año pasado. Y allí viene la segunda razón de la crisis: la burbuja inmobiliaria que estalló en 2008, arrastrando con ella los bancos y sobre todo las cajas regionales que prestaron alegremente (igual que en Estados Unidos e Irlanda) para propiedades infladas artificialmente por los mismos préstamos.
El gobierno español se demoró a partir de 2008 en enfrentar la crisis de las cajas y de algunos bancos. Finalmente obligó a la Caja Madrid absorber una serie de cajas regionales en mal estado. Hace unas semanas la Caja Madrid casi se hundió, necesitando un masivo recate. Eso creó una crisis bancaria y el gobierno tuvo que acudir a las autoridades europeas y al Fondo Monetario Internacional para un rescate aún mayor. Las autoridades dijeron que solo le prestarían a las cajas y bancos la suma necesaria a través del gobierno: la suma es €100 mil millones, equivalente a $125 mil millones, las dos terceras partes del producto total del Perú. Eso a su vez creó la crisis del lunes pasado, cuando el gobierno tuvo que acudir a los mercados financieros, y los mercados -exageradamente temerosos del aumento de la deuda pública causada por el rescate bancario- le cobraron la cuenta, prestando el dinero a una tasa de interés sensiblemente más alta.
Hace ya varios años que Europa enfrenta una crisis económica sin solucionarla. La Unión Europea representa la economía más grande del mundo: su receso económico tiene efectos mundiales, sobre todo en China y también en nuestro Perú. Hasta ahora los grandes líderes europeos no se ponen de acuerdo sobre qué hacer. El resultado es que los mercados financieros se vuelven sicológicamente muy nerviosos y magnifican la crisis. Eso es lo que le está pasado a España en este momento. Es hora que el liderazgo europeo busque un verdadero consenso y lo transmita claramente a la opinión pública.
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