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Dio las gracias a los pacificadores del mundo y dijo que se merecen alabanzas por trabajar incansablemente, a menudo en un segundo plano, de forma ingrata y provistos sólo "con las armas de la oración y el perdón". Manifestantes en favor de la paz que llevaban pancartas con los colores del arcoíris soltaron globos azules en una Plaza de San Pedro soleada aunque fría, mientras el Papa hablaba. Antes, en su homilía, el líder de los 1.200 millones de católicos del mundo criticó los "semilleros de tensión y conflicto causados por los crecientes ejemplos de desigualdad entre ricos y pobres".
Denunció "la prevalencia de una mentalidad egoísta e individualista que también encuentra su expresión en un capitalismo sin regulación, en varias formas de terrorismo y de criminalidad".
Benedicto XVI dijo que estaba convencido de la "vocación innata de la humanidad para la paz", a pesar de muchos problemas y reveses. Dijo que una relación personal con Dios puede ayudar a todos los creyentes a tratar con lo que llamó "oscuridad y angustia" que a veces define la existencia humana.
En su mensaje completo para el día de la Paz, el Papa pidió un nuevo modelo económico y regulaciones éticas para los mercados, y dijo que la crisis financiera mundial era la prueba de que el capitalismo no protege a los miembros más débiles de la sociedad. También advirtió que la inseguridad alimentaria era una amenaza para la paz en algunas partes del mundo y reafirmó con firmeza la oposición de la Iglesia al matrimonio homosexual. El matrimonio heterosexual tiene un papel indispensable en la sociedad, sostuvo.
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