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... Porque, en efecto, aquí de lo que se trata es de una cuestión de liderazgo. En eso se resume toda la percepción de aquellos millones de limeñas y limeños que, en un 60%, quieren revocar a la alcaldesa de Lima: Liderazgo. O, más bien, su total ausencia, según este sentir mayoritario. En simple, en estos dos últimos años, a la alcaldesa no se le ve a cargo de nada, no se siente que manda, que dirige, que lidera. Por lo tanto, qué más da que se vaya si es lo mismo que si no estuviera, es lo que percibe el sentido común de las “mayorías populares”.
Tal percepción se afianza cuando la alcaldesa, que debiera liderar la guerra por su supervivencia política y el de su gestión municipal, se va achicando hasta desaparecer del todo bajo la sombra de liderazgos políticos de expresidentes, exalcaldes, exministros, exrivales, y hasta de excongresistas chistosos como mi amigo Raúl Castro. Todos estos aparecen siempre como más importantes que ella porque, valgan verdades políticas, lo son. Esto, por supuesto, no escapa al sentir popular al que repele un político sin poder. El pueblo huele la debilidad a la legua, y la alcaldesa se encarga todos los días de ponerse ese perfume fatal. Ha creído que sumando liderazgos fortalece su posición. Es todo lo contrario, en su caso. Como ella no tiene ninguno, lo único que hace, al meter a su casa a líderes de verdad, es hacer grotesca su tragedia, es decir, su minusvalía política total.
Tan es así que Raúl Castro se permite hacer ese chiste cruel a su aliada; y un minúsculo Marco Tulio Gutiérrez termina convertido en… ¡Hitler! Bueno, después de todo, minúsculo como es, lidera al 60% de limeños que quieren revocar a la alcaldesa. Imagínense cuán enana debe ver el pueblo a Villarán.
http://peru21.pe/impresa/son-peores-que-hitler-2114355
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