Fue gracias a otra intromisión
ilegal en los teléfonos del principal promotor de su revocatoria que ese
proceso empezó a cojear y a ser estigmatizado por parte de alguna prensa, para
sufrir después, sin mayor escándalo, de una vergonzosa y abusiva agresión de
parte del Reniec, que fraudulentamente se comportó con los revocadores como en
su momento la ONPE de Montesinos lo hizo con el referéndum contra la reelección de
Fujimori. Y ahora… aparecen otros audios más que justamente, ¡oh, gran
casualidad!, apuntan en forma directa a su más odiado rival, aquel contra quien
celebró su primera y única conferencia de prensa en plena campaña electoral,
aquel contra quien su procurador ha denunciado varias veces: el exalcalde Castañeda.
Un audio la hace ganar, otro desprestigia la revocatoria en su contra, y un
tercero apunta políticamente a quien sería su principal detractor.
Todo eso, perdónenme, no puede
ser casualidad. Con todo respeto, y sin ánimo de hostigamiento alguno, creo que
la Sra. Villarán le debe una explicación al país ¿Está o no está tras una red
de ‘chuponeadores’? Si no lo está, y eso es lo que quiero creer, se trataría entonces
del más osado y fanático Club de Fans del que se tenga memoria. Sorprende
entonces que nadie se haya hecho la más simple de las preguntas: ¿Quién, y por
encargo de quién, está ‘chuponeando’ a los enemigos de la señora alcaldesa? Es
impresionante, además, constatar cómo, apenas se conocen las conversaciones
grabadas, diversos medios unifican criterios y vocablos y empiezan a hablar de
la revocatoria como si fuese algo así como una conspiración clandestina para
dar un golpe de Estado o asaltar un banco. Hablan de “involucrados”, “los que
están detrás”, “financistas”, “cerebro”, “cabecilla”, etc. Incluso, uno de los
aludidos, congresista él, empieza a ser “descalificado” para integrar la Mesa
Directiva, como si hubiese sido cogido infraganti en algo ilegal, cuando en
realidad se trata de un proceso ultrademocrático al que cualquier ciudadano
tiene derecho a apoyar con su firma o con sus recursos.
Al parecer, hay algunos
opinólogos que, disfrazados de progresistas, están empezando a imponer
uniformizaciones ideológicas basadas en el criterio de que para defender a sus
amigos todo vale, y que esos amigos, por lo general conspicuos miembros de la
élite blanca del país, son intocables. Algo así como “¡qué lisura ese cholo de
meterse con nosotros!”. El caso ‘petroaudios’ determinó que cuando se quiere,
cuando se pone esfuerzo, el ‘chuponeo’ desvela no solo a quienes son grabados
en torno a temas de corrupción, sino también a quienes ‘chuponean’. Pero hoy ya
nadie, ni siquiera una “unidad de investigación” de cualquier medio, se ha
interesado en saber quiénes siguen ‘chuponeando’ en el país.
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