No
creemos, sin embargo, que esta loable labor pueda realizarse pasando por sobre…
el derecho que cada cual tiene sobre su nombre. Más en concreto… la respuesta… que
ha dado el rector al decreto del Vaticano… va más allá del campo de lo errado
para bordear el del cinismo… ¿es coherente que alguien pueda decir que el
explícito rechazo del Papa es indiferente a su derecho a llamarse “pontificia”…?
¿tiene sentido que uno insista en publicitarse como “católico” contra la
declarada opinión del pontífice… donde este tiene la última palabra? ¿No es
hasta una falta de pudor insistir en llamarse con el nombre de una organización
que no obliga a nadie a afiliarse a ella cuando al mismo tiempo uno está
haciendo saber públicamente que no está dispuesto a cumplir sus reglas?...
…
Hablar…
de una “universidad católica” no es… el equivalente de, por ejemplo, hablar de
una eventual farmacia llamada “católica”. Las universidades católicas son un
tipo de “producto” específico que tiene la Iglesia Católica alrededor del
mundo: son universidades que están regidas por el derecho canónico con una
serie de reglas determinadas… Por eso la PUCP no tomó simple y unilateralmente
el nombre de “católica” y de “pontificia”, inscribiéndolos bajo legislación
peruana, como hoy quieren dar a entender sus autoridades. No. Recibió el
permiso eclesiástico para constituirse como una “universidad católica” al
momento de su fundación en 1917, siendo reconocida como tal ese mismo año por
el Estado Peruano, y luego recibió del Vaticano el título de “pontificia” en
1942. Por el mismo motivo presentó todos sus estatutos para revisión al
Vaticano hasta 1967, cuando dejó de cumplir con esta obligación, pretendiendo
desde esa fecha seguir con la franquicia, por así decirlo, sin cumplir con sus
reglas. Algo que, sea quien sea la franquiciadora, es un acto de prepotencia.
Ni Enrique VIII… (que) por lo visto tenía algo que parece
estarle faltando… a las autoridades de la PUCP: sentido del absurdo.
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