Poco atlético, feúcho y tímido.
Colegio de curas estrictos (y a veces toquetones). No eras popular. Nunca te
regresó el yo-yó ni te bailó el trompo; perdías tus canicas. Tu carrito no
seguía la línea. Jugabas pésimo fútbol y tus chistes eran mongos. Algo bueno en
los estudios. O 'lorna' o no te hacían caso. Te gustaba mucho chancar a los
chanchitos del jardín. Te costó montar bicicleta y aprender a nadar. Los perros
siempre te gruñeron por miedoso. No exhibías los mismos lujos de tus
condiscípulos pitucos y resentías eso.
Bailabas mal. Las chicas de tu
clase social te ignoraban: ¡'rebotaste' harto! Te fue mal en Ancón. No te
sentías de ese mundo, aunque también te repelía el popular. Muy religioso y
virgen hasta los 17 años. Amaste a Herman Hesse y te sentiste el Lobo
Estepario. Entraste a una universidad de jesuitas rojos bajo una dictadura
militar de izquierdas. Siempre sentirás culpa frente a los pobres. Papá tuvo
problemas serios y la familia de mamá perdió el fundo (por eso hasta ahora
detestas a los militares). Hallaste una nueva religión: el marxismo. ¡Allí sí
te pararon bola! Pero todos siempre 'tus iguales': blanquitos miraflorinos, de
apellido compuesto o sonoro. ¡Nada de cholos! Hierba, Beatles, Donovan, Giecco,
Serrat, Sosa, Piero, Cabral, Rodríguez, Milanés y sexo en el VW frente a la
Costa Verde. Odiabas -y odias aún- a EE.UU., pero ahora amas Washington y su
billete oenegero. Jugaste a la revolución. Todo era hablar. Te encantaban las
siglas. Ibas -y vas aún- a las barriadas apretándote la nariz. Paporreteabas a
Harnecker, Sartre, Gustavo Gutiérrez, Lacan, Gramsci, Dorfman, Vallejo,
Arguedas, Foucault, Sweezy, Mariátegui, Neruda, Althusser. Tenías un póster del
'Che'. Usaste pelo largo, sandalias, bufandas y bolsas incaicas. Nunca
corbatas. Repetías eslóganes. Lloraste a Allende.
Jamás aguantaste a los cholos
radicales de San Marcos y detestas -aún- a los cholos apristas. Acabaste
Derecho o Sociología o Psicología o Antropología. Te entusiasmaron los
sandinistas y el Farabundo Martí. Intentaste hacer política, pero no tenías
carisma, presencia, labia o cojones. Tu partidito nunca creció, despreciabas a
los sindicalistas y a Barrantes por cholos y temías ir a la lucha armada,
aunque saludabas la violencia. Y colaboraste a destruir IU por infantil.
Llegaron tus 30 y seguías flotando de trabajitos que te conseguía papá, hasta
que un pata te habló de algo que se llamaba... ONG. ¡Bingo! Ahora los europeos
y gringos de la costa este te mandan harto billete para aliviar sus culpas de
conciencia de vivir bien en un planeta donde la mayoría vive muy mal. Te va
súper bien: los rollos de los DDHH y la Ecología no tienen pierde. Viajas harto
en primera, vas a 'La Gloria', tienes 4×4 y ganas en euros. Los gringos te
invitan a la embajada 'para coordinar'. Controlas la ex PUCP y ganas harto
allí. Tu niño está en el Roosevelt y el mayor tiene beca en la ex PUCP. Haces
redes con latinoamericanos igualitos a ti. Chambeas en o con organismos
internacionales 'progres'. Contratas a tus patitas y te casas con las ex de
ellos. Influyes en jueces y fiscales. Dominas la Defensoría. ¡Hasta te dan
embajadas! Haces consultorías para la municipalidad. Te tiras a tus idealistas
practicantes de tus ONG sin paltas mutuas. 'Chuponeas'. Pactaste con el
'Capitán Carlos'. Publicas en La
República y a veces en El Comercio (ya menos). El 4 fue tu canal. La
frejola y los fujicaviares te adulan todo el día y hasta Vargas Llosa te para
bola. ¡Caviar, eres alguien, te has realizado! ¡Y tienes un montón de
chiquillos tontos que te imitan e idolatran! ¡Ya te bailó el trompo!"
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