Hace algunas semanas, en un artículo del New York Times sobre la familia Humala, un comentarista local la llamó una versión andina de los ‘Locos Adams’, y la verdad es que no se puede negar que derrochan peculiaridad.
Así tenemos que Antauro está preso por el
asesinato de 4 policías en el ‘Andahuaylazo’ y el patriarca de la familia
declara frecuentemente en contra de su hijo, el mandatario. La madre, por su
parte, tiene opiniones extremistas y el mayor de los hermanos, así como una
hermana exiliada, son unos pleitistas que con el presidente andan siempre
peleados. Ahora al benjamín de la familia (Alexis) lo han encontrado
vendiéndole al Estado, pese a que está prohibido y penado que lo haga. Incluso,
ni la numerosa familia de Toledo –llena de sobrinos y hermanos con
‘prontuario’–, resultó ser tan problemática para el entonces mandatario.
Por otro lado, si bien uno no escoge a sus familiares, lo que sí
puede hacer es desvincularse de ellos y rápido. Lamentablemente, Ollanta Humala
optó inicialmente por buscar privilegiarlos. Así, Antauro fue trasladado a una
prisión militar que parecía un hotel en el campo y solo el rechazo generalizado
que causó lo llevó a la Base Naval, donde siempre debió estar confinado. En
tanto, Alexis, luego del viaje a Rusia para buscar negociados, en lugar de ser
expulsado y desterrado del gobierno solo fue amonestado, manteniendo un perfil
bajo mientras estaba lucrando. Por lo que Ollanta Humala, al no haber actuado
correctamente sancionando a sus hermanos, ha sido el causante de los escándalos
que lo están perjudicando. Esperamos que en esta ocasión sea ejemplar la
sanción por la corrupción involucrada en este último caso; de lo contrario, el
Gobierno quedará muy debilitado. Más aun, el presidente debería cortar por lo
sano con familiares que le hacen tanto daño. Ya tendrá ocasión de reparar la
relación familiar cuando deje el cargo.
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