Brasil y la inmigración selectiva
Brasil pisa el acelerador del crecimiento económico pero no tiene intención de compartirlo con todos y mucho menos con aquellos que no le echó una mano cuando lo necesitaba. El país hace un mes abogaba por la restricción a la entrada de españoles. En lo que va de año el 70% de los ciudadanos de nuestro país que han puesto rumbo a Brasil se ha encontrado las puertas cerradas, normas que no se aplican a los demás europeos. Los motivos de las prohibiciones son justificados por la Policía brasileña como «falta de cumplimiento del conjunto de las reglas», motivo similar al presentado por España cuando prohibió la entrada de brasileños hace cinco años. Según datos de la cancillería brasileña, en 2007 el número de brasileños rechazados en España fue 3.134, y ese número ha caído a 1.429 en el 2011, pero aún es considerado alto. El canciller brasileño Antonio Patriota, que anunció la nueva política en febrero, llegó a referirse a la situación como «humillante» y «arbitraria». Ambos países se sentaron a dialogar para firmar la paz en materia de inmigración, pero de momento el conflicto permanece. Según las nuevas reglas, el turista español que visita Brasil debe tener un pasaporte con validez de seis meses, pasaje de ida y vuelta y comprobante de reserva en hotel. Si se hospeda en casa de amigos o parientes, debe presentar una carta de invitación firmada por el anfitrión y registrada en una notaría, y un comprobante de residencia de quien irá a hospedarlo. Es necesario probar también que se tienen 170 reales (66 euros diarios) por persona, que pueden comprobarse con la factura de la tarjeta de crédito. Son las mismas normas que rigen el tratado Schengen en Europa. Además, la Embajada de Brasil advierte de que está prohibido viajar a su territorio a buscar trabajo. «No tenemos política de inmigración y no nos hace falta personal extranjero». «Como Brasil es hoy una isla de prosperidad en el mundo, hay mucha gente bien preparada que quiere trabajar aquí», ha explicado Ricardo Paes de Barros, coordinador del proyecto que prepara el Gobierno sobre política migratoria. La nueva legislación ha sido llamada de «inmigración selectiva» ya que Brasil recibe con los brazos abiertos a los profesionales más cualificados pero permanece hermético con los de baja gama.
Estados Unidos, solo para la élite
Emigrar a EU puede ser un camino largo y angosto. El resumen es que es prácticamente imposible conseguir un visado en la tierra de las oportunidades si se carece de una oferta de empleo y que incluso teniéndola el camino será largo. Obama ha repetido en varias ocasiones que EU «debería grapar un permiso de residencia al diploma de cada licenciado extranjero que obtenga un título científico, de tecnología o ingeniería». Pero la realidad es otra. EU solo tramita 140.000 permisos de residencia cada año, que abarcan tanto a los trabajadores contratados como sus familiares . A eso se suma el cupo máximo de un 7% del total para los candidatos de un mismo país. La puerta se abre de nuevo solo para los mejores. «EU no es proteccionista con el personal cualificado», justifica el presidente de la Cámara de Comercio de EU en España. Además si a un empresario quiere contratar a un trabajador extranjero, tiene la obligación legal de demostrarle al Estado que esa persona es la mejor opción posible ya que no existe ningún ciudadano norteamericano más cualificado que él. El trámite suele durar tres meses y asciende a un mínimo de 5.000 dólares más los gastos por abogado de inmigración. Enterrado en tramites legales infinitos, el trabajador queda muchas veces a merced de las empresas. Las dos partes saben que el visado está atado a un contrato y que si el trabajador pierde el empleo, también debe abandonar el país. La crisis económica y de desempleo que sufre EU va camino de aumentar las posibilidades para trabajadores extranjeros. Grandes empresarios han manifestado desde hace muchos meses que el país está educando y entrenando a algunos de los mejores profesionales del mundo, pero la dificultad de conseguir un visado les obliga a regresar a su país, que sale beneficiado. Por otro lado, las compañías locales denuncian que los demandantes de empleo americanos no cumplen los requisitos necesarios, un problema que podrían solucionar con profesionales de fuera. Así que un legislador Republicano, Lamar Smith, ha presentado esta semana un proyecto de ley para emitir hasta 10.000 permisos de residencia cada año para profesionales con títulos superiores de universidades americanas. Puede que las compuertas del país de la tierra de las oportunidades se entreabran por fin.
Canadá
Con un 7% de paro y abundantes ofertas de empleo en los ámbitos de la salud, las tecnologías de la información y la docencia, Canadá puede ser un buen destino si no fuera por la gran cantidad de barreras que se ponen a los aspirantes a un puesto de trabajo. Cada provincia puede presentar criterios diferentes en cuanto a inmigración. Especialmente destaca el caso de Quebec, provincia que selecciona de manera independiente a sus inmigrantes. En British Columbia, Manitoba, Saskatchewan, New Brunswick y Newfoundland los inmigrantes «serán aceptados en función de las necesidades reales del mercado laboral de cada provincia». El Ministerio de Ciudadanía e Inmigración de Canadá exige al recién llegado dominio del ingles o el francés, entre 21 y 49 años, experiencia laboral demostrada y solvencia para mantener a todos los dependientes a su cargo. Para comprobar que se cuenta con los recursos suficientes deberás presentar estados de cuentas bancarias, tarjetas de crédito y otras referencias bancarias.
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