A este ritmo, incluso con un gasto muy fuerte en el segundo semestre, el superávit fiscal anual sería el mismo que el de 2011, 1,8% del PBI. Es decir, un impulso fiscal neutral en el primer año del gobierno de la inclusión y en medio de una desaceleración de la economía mundial. El último récord fue el primer semestre de 2007 (6,6% del PBI). Sin embargo, en esa oportunidad el responsable fue un boom de precios de los metales sin precedentes en la historia reciente. En cambio ahora, el responsable es la baja ejecución del gasto público corriente. Sí, abra la boca, los ojos o frunza el ceño. Claramente no es para festejar.
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