miércoles, 29 de agosto de 2012

Aldo. (más sobre caviares)

"Naciste en los años 40 o 50. Tu abuelo fue un abogado linajudo de apellido compuesto, de cuya herencia la familia tiró lo que pudo, pues papá era simpático y mundano, pero bueno para nada, y mamá una pituca que vivía en un mundo más caro del que podían pagarse: el famoso 'qué dirán'. Eran lo que se llamaba en la Lima antigua 'blancos calatos': comían frijoles y eructaban pavo.
Poco atlético, feúcho y tímido. Colegio de curas estrictos (y a veces toquetones). No eras popular. Nunca te regresó el yo-yó ni te bailó el trompo; perdías tus canicas. Tu carrito no seguía la línea. Jugabas pésimo fútbol y tus chistes eran mongos. Algo bueno en los estudios. O 'lorna' o no te hacían caso. Te gustaba mucho chancar a los chanchitos del jardín. Te costó montar bicicleta y aprender a nadar. Los perros siempre te gruñeron por miedoso. No exhibías los mismos lujos de tus condiscípulos pitucos y resentías eso.
Bailabas mal. Las chicas de tu clase social te ignoraban: ¡'rebotaste' harto! Te fue mal en Ancón. No te sentías de ese mundo, aunque también te repelía el popular. Muy religioso y virgen hasta los 17 años. Amaste a Herman Hesse y te sentiste el Lobo Estepario. Entraste a una universidad de jesuitas rojos bajo una dictadura militar de izquierdas. Siempre sentirás culpa frente a los pobres. Papá tuvo problemas serios y la familia de mamá perdió el fundo (por eso hasta ahora detestas a los militares). Hallaste una nueva religión: el marxismo. ¡Allí sí te pararon bola! Pero todos siempre 'tus iguales': blanquitos miraflorinos, de apellido compuesto o sonoro. ¡Nada de cholos! Hierba, Beatles, Donovan, Giecco, Serrat, Sosa, Piero, Cabral, Rodríguez, Milanés y sexo en el VW frente a la Costa Verde. Odiabas -y odias aún- a EE.UU., pero ahora amas Washington y su billete oenegero. Jugaste a la revolución. Todo era hablar. Te encantaban las siglas. Ibas -y vas aún- a las barriadas apretándote la nariz. Paporreteabas a Harnecker, Sartre, Gustavo Gutiérrez, Lacan, Gramsci, Dorfman, Vallejo, Arguedas, Foucault, Sweezy, Mariátegui, Neruda, Althusser. Tenías un póster del 'Che'. Usaste pelo largo, sandalias, bufandas y bolsas incaicas. Nunca corbatas. Repetías eslóganes. Lloraste a Allende.
Jamás aguantaste a los cholos radicales de San Marcos y detestas -aún- a los cholos apristas. Acabaste Derecho o Sociología o Psicología o Antropología. Te entusiasmaron los sandinistas y el Farabundo Martí. Intentaste hacer política, pero no tenías carisma, presencia, labia o cojones. Tu partidito nunca creció, despreciabas a los sindicalistas y a Barrantes por cholos y temías ir a la lucha armada, aunque saludabas la violencia. Y colaboraste a destruir IU por infantil. Llegaron tus 30 y seguías flotando de trabajitos que te conseguía papá, hasta que un pata te habló de algo que se llamaba... ONG. ¡Bingo! Ahora los europeos y gringos de la costa este te mandan harto billete para aliviar sus culpas de conciencia de vivir bien en un planeta donde la mayoría vive muy mal. Te va súper bien: los rollos de los DDHH y la Ecología no tienen pierde. Viajas harto en primera, vas a 'La Gloria', tienes 4×4 y ganas en euros. Los gringos te invitan a la embajada 'para coordinar'. Controlas la ex PUCP y ganas harto allí. Tu niño está en el Roosevelt y el mayor tiene beca en la ex PUCP. Haces redes con latinoamericanos igualitos a ti. Chambeas en o con organismos internacionales 'progres'. Contratas a tus patitas y te casas con las ex de ellos. Influyes en jueces y fiscales. Dominas la Defensoría. ¡Hasta te dan embajadas! Haces consultorías para la municipalidad. Te tiras a tus idealistas practicantes de tus ONG sin paltas mutuas. 'Chuponeas'. Pactaste con el 'Capitán Carlos'. Publicas en La República y a veces en El Comercio (ya menos). El 4 fue tu canal. La frejola y los fujicaviares te adulan todo el día y hasta Vargas Llosa te para bola. ¡Caviar, eres alguien, te has realizado! ¡Y tienes un montón de chiquillos tontos que te imitan e idolatran! ¡Ya te bailó el trompo!"

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