
Así, son tres los descarrilamientos en menos de 36 horas en la línea Mitre, cuya concesión fue quitada a la empresa TBA en mayo -junto a la correspondiente a la línea Sarmiento- como consecuencia de la tragedia en la estación de Once. Ambas líneas cuentan con similtudes de operación: utilizan trochas similares y también los coches eléctricos Toshiba, que realizan la mayor parte de los servicios en ambos ferrocarriles. Ayer, otro tren de la línea Mitre descarriló cuando estaba por ingresar a la estación de Retiro. Por causas que todavía se desconocen -la operadora evitó dar precisiones- el último vagón de una formación proveniente de Retiro se salió de las vías e impactó de costado contra un puente de señalización, a la altura de la autopista Illia. Los pasajeros del último vagón fueron evacuados, muchos de ellos en estado de shock, y fueron atendidos por personal del SAME que acudió al lugar con 19 ambulancias. Cinco de los pacientes con politraumatismos fueron llevados a los hospitales Fernández y Argerich, mientras uno que sufrió heridas en los ojos por el estallido de vidrios fue derivado al Santa Lucía. Los incidentes ocurridos en la línea Mitre vuelven a poner bajo la lupa el nivel de seguridad de los ferrocarriles operados anteriormente por la empresa TBA, especialmente luego de la tragedia en la estación de Once. En la línea Sarmiento, por ejemplo, el Gobierno nacional resolvió suspender el servicio nocturno por 60 días y la circulación de trenes los domingos en el tramo Once-Liniers, para realizar tareas urgentes de reparación en vías y formaciones.
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