lunes, 25 de marzo de 2013

Cecilia Blume. No doctor, Borea


Alberto Borea ha presentado una iniciativa ciudadana a fin de que el Congreso debata una propuesta para reformar íntegramente la Constitución de 1993. Señala que la Constitución fue aprobada por Fujimori y que es "una vergüenza que un país democrático sea regido por un texto hecho por la dictadura".
La diferencia más importante entre la Constitución de 1979 y la de 1993 es el régimen económico, siendo la vigente una Constitución donde la actividad de los privados es la que impulsa el crecimiento, dado que la de 1979 tenía al Estado Empresario como el motor del crecimiento.
El doctor Borea, un constitucionalista destacado, conoce bien las diferencias entre ambas constituciones y sabe también que con esta Constitución nos han gobernado Fujimori, Paniagua, Toledo (de quien él fue embajador ante la OEA), García y ahora Humala. Todos presidentes de diferentes agrupaciones, pero que han podido adaptar sus políticas públicas a la actual Constitución sin problemas.
Es cierto que las diferencias constitucionales no se limitan al campo económico pues, por ejemplo, la Constitución actual creó la figura del defensor del Pueblo; estableció la unicameralidad; creó el referéndum para la participación de los ciudadanos en las modificaciones constitucionales; el concepto de contrato-ley; y con sus modificaciones en estos 20 años, permite que voten los militares y policías; fortalece la descentralización; elimina la reelección presidencial inmediata y cierra la cédula viva.
Toda Constitución puede cambiar y ello no debe extrañarnos, pero ¿qué debería cambiar y qué no? y ¿por qué Alberto Borea no convence a algún grupo político para presentar una reforma con los requisitos que esta contiene hoy -dos legislaturas consecutivas con mayoría absoluta de los votos- y en cambio usa la iniciativa ciudadana?
La Constitución vigente ha permitido el crecimiento económico y el bienestar general aclarando los roles del Estado y del ciudadano. Uno, el ciudadano, es el motor del desarrollo económico; el otro, el Estado, regula, fiscaliza, y garantiza salud, seguridad, infraestructura y educación. Con este modelo, que no es perfecto, hemos crecido más que la mayoría de los países del mundo y a partir de ese crecimiento hemos reducido la pobreza en más de 25%, creando también una clase media antes inexistente, que hoy impulsa el crecimiento del país y que espera que el Estado le garantice menores trabas burocráticas para seguir creciendo. El modelo económico no es perfecto, pero ha sido mucho más exitoso que el de la Constitución de 1979, que quebró las empresas públicas, impidió el crecimiento del país y dejó a los peruanos con las peores cifras económicas de la historia. Por ello, al menos, el capítulo económico de la Constitución actual debe mantenerse.
Por suerte, todos los grupos políticos consideran innecesaria la propuesta de Borea, aunque habrá que debatirla. Esperemos que no tome mucho tiempo, porque hay cosas realmente más importantes en que ocupar el tiempo del Congreso, como nombrar al directorio del BCR, del TC y al defensor del Pueblo, además de legislar y fiscalizar.
Si todo va bien, Borea habrá conseguido una primera plana en domingo; pero nada más.
http://diariocorreo.pe/opinion/noticias/3971915/columnistas/no-doctor-borea

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