jueves, 28 de marzo de 2013

Fritz Du Bois, Carne de cañón.


Simplemente los arrojaban como barrera humana en la mañana y, al terminar el día, sus cadáveres eran retirados. Con esos antecedentes, da la impresión que el Ejército peruano adquirió la estrategia soviética de usar reclutas como carne de cañón, conjuntamente con el armamento que compraron a Moscú en la época de Velasco.
En realidad, el reintroducir por la puerta falsa el servicio militar obligatorio demuestra el fracaso en modernizar a un ejército que no puede atraer jóvenes para ser soldados. Los países militarmente exitosos tienen fuerzas armadas compuestas por profesionales, evidentemente voluntarios y adecuadamente capacitados para cumplir con su trabajo.
Incluso en el Perú ni la Marina ni la Fuerza Aérea tienen problemas en reclutar ya que ofrecen carreras técnicas que son muy demandadas. Es en el Ejército donde siguen atrapados en el siglo pasado y, en vez de ofrecer un futuro atractivo a cambio de servir, quieren forzar a jóvenes a ser ‘levados’. Los generales en lugar de recurrir al facilismo de pasar normas de contrabando, deberían trabajar en reformar a su instituto armado.
Por otro lado, el decreto en cuestión también contiene una aberrante discriminación que permite pagar para no ser ‘sorteado’, con lo cual solo los pobres serán los ‘afortunados’. Por donde uno lo vea, se trata de una norma mal intencionada que busca retroceder a un pasado que habíamos superado. En todo caso, sería un escándalo que el Estado nuevamente secuestre a ciudadanos para reclutarlos y que luego sean enviados alVRAEM. Cuando quienes deberían de ir a pelear son los comandos experimentados, pero estos parecen más contentos haciendo trabajo burocrático.

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