martes, 5 de marzo de 2013

de la tía Susana a don Fidel

Si el 17 de marzo se repiten los resultados de las encuestas de fines de febrero, la alcaldesa de Lima Susana Villarán será revocada – con todos o la mayoría de los regidores –  y en su lugar ingresará Fidel Ríos, como alcalde interino.  Ríos es un político de 63 años, dirigente del Partido Comunista del Perú  (PCP), ex candidato al Congreso de la República por Gana Perú y profesor de oratoria. Ríos quedaría a cargo de la administración de la capital peruana  hasta que asuma el alcalde que resulte elegido a fin de año.
A diferencia de la tía Susana, don Fidel es una persona de origen humilde. Hijo de ambulantes, se crió en Breña y trabajó en una diversidad de oficios en su juventud, hasta ser  redactor y distribuidor del semanario Unidad del PCP. Su extrema timidez lo llevó a estudiar oratoria en Cuba – a donde llegó gracias a su militancia comunista – y luego a crear el Centro de Investigación y Psicología Aplicada Latinoamericana (CIPAL) para la enseñanza de liderazgo y oratoria a jóvenes modestos e inseguros como era él. El Centro ha sido un éxito y ahora Ríos es un próspero empresario emergente.[i] 
Es evidente que don Fidel carece de los conocimientos y la experiencia deseables para ejercer la alcaldía de Lima, pero también es notorio que cuenta con una amplia trayectoria de vida que le puede permitir desarrollar una buena conexión con los sectores populares de la ciudad.  Menos claro es si sus convicciones políticas lo llevarían a hacer un giro hacia la izquierda en la gestión municipal o si su éxito como emprendedor lo mantendría en una posición más moderada.
¿Qué se puede esperar de los 6 a 8 meses de probable gestión de don Fidel?  La respuesta a esta cuestión es de gran importancia para Lima pero también para el debate que se viene dando al interior del liberalismo[ii] entre intransigentes y conciliadores. Para los primeros es necesario votar por el Sí porque si Susana Villarán no es revocada sería un triunfo de la izquierda marxista, lo cual sería muy perjudicial para el país. Para los liberales conciliadores, en cambio, hay que oponerse a la revocatoria en defensa de la institucionalidad y porque, en el fondo, consideran que Villarán pertenece a una izquierda moderada con la que se puede coexistir.
Si la eventual gestión municipal de don Fidel es negativa para Lima, quienes hayan votado por el No increparán a quienes promovieron la revocatoria por el daño infringido a la ciudad.  Sin embargo, quienes hayan votado por el Sí argumentarán que Fidel Ríos formaba parte de la lista de Fuerza Social y, en tal sentido, Susana Villarán seguiría siendo la responsable.  
Más complejo es el escenario en que la gestión del “gobierno de transición” de don Fidel tenga una desempeño que sea bien evaluado por la población. En la medida en que se espera muy poco de su gestión, le bastaría con evitar cometer grandes errores y tener algunos gestos populistas para despertar una expectativa favorable en los sectores populares.  Eventualmente, podría concluir su breve mandato en olor de multitud. Si así fuese,  los liberales intransigentes habrían contribuido a gestar un nuevo líder para la izquierda peruana.  No sería la primera vez en la historia que la política da un giro imprevisto por los estrategas más brillantes.
De otro lado, si Susana Villarán logra recuperarse en los últimos días y se salva de la revocatoria, celebrará con sus antiguos aliados de izquierda la “victoria” pero tendrá que reconocer también el apoyo recibido de una gama muy amplia de sectores y, en especial, del PPC.  Pasada la euforia inicial, sin embargo, deberá redoblar esfuerzos para recuperar el tiempo perdido y  sacar Lima adelante en conjunto con su nuevo aliado, el PPC, algo que tampoco era imaginable tan solo dos años atrás.

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