jueves, 7 de marzo de 2013

Fritz Du Bois. No llores por mi Venezuela


Incluso, la idolatría que el gobierno está evidentemente fomentando sin duda los va a ayudar a mantenerse en el poder –durante otros seis largos años, pobres venezolanos– cuando se lleven a cabo las elecciones que tendrán que ser convocadas de inmediato. Al igual que ayudó en su momento a la reelección de Perón el tener una Evita que estaba agonizando, aunque no concluyó ese mandato al haber sido derrocado.
Más aun, en el caso venezolano el cadáver de Chávez todavía no se ha enfriado y ya tuvieron un golpe de estado. Así, el vicepresidente Maduro se ha sentado bien rápido en el sillón presidencial adelantándose a su rival –Diosdado Cabello, presidente del Congreso– a quien de acuerdo a la Constitución le correspondía asumir el cargo. Es claro que quien esté dirigiendo el Ejecutivo –con los miles de millones de dólares de PDVSA a su disposición– será al que de seguro designarán los oficialistas como candidato.
Con lo cual el primer round lo han ganado los hermanos Castro ya que Maduro es más castrista que chavista y va a asegurarse de que el régimen cubano siga sobreviviendo gracias al dinero de los venezolanos, aunque a estos últimos nunca les han consultado.
Por otro lado, quienes sí deben de estar preocupados –por eso salieron volando a Caracas no bien se enteraron– son Evo, Cristina, Ortega, entre otros gobernantes que Chávez venía beneficiando. Ello debido a que es poco probable que Maduro tenga la fuerza política interna para darse el lujo de financiar a todos sus allegados en el exterior, descuidando la calidad de vida de los venezolanos. Así que algunos de los amigos de Hugo Chávez tendrán que aprender a gobernar sin ser subsidiados.

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