Lo primero es mantener un tipo de cambio razonablemente competitivo. Eso va a ser una tarea difícil, porque el banco central de Estados Unidos va a seguir su política de gran expansión monetaria y bajas tasas de interés. Es fundamental mantener el crecimiento de las exportaciones y hacer que las importaciones no se disparen.
La minería es sin duda un rubro importantísimo para mejorar nuestras exportaciones, junto con los productos agroindustriales que forman la espina dorsal de nuestras exportaciones no tradicionales, y el turismo también. Pero la minería es casi el 60% de nuestras exportaciones, y por eso tenemos que enfocarnos en ella. El Perú tiene un portafolio grande de posibles inversiones mineras, principalmente en cobre y oro. No todas esas inversiones van a salir adelante por diversas razones, como la situación de las compañías individuales que las promueven y las perspectivas inciertas de los mercados de los metales. Pero sí debemos promover los proyectos para que cada año culminen algunos y tengamos así una reserva para el futuro.
Lo que nos ha frenado en este esfuerzo es la intranquilidad social alrededor de varias zonas mineras y la resultante lista creciente de permisos, sobre todo ambientales, que piden las autoridades. Por supuesto sabemos que hay grupos que quieren agitar y que hay organizaciones que promueven la intranquilidad. Pero estas no tendrían éxito si no tuvieran un terreno fértil en el cual trabajar, que es la pobreza y la falta de presencia del Estado en infraestructura básica en las zonas andinas del Perú. Los 18 millones de habitantes en nuestra Costa tienen un nivel de vida que se acerca al de Chile, pero los 10 millones de la Sierra están al nivel de Bolivia, mucho más abajo.
Entonces ¿qué proponemos? Proponemos que con el gran superávit fiscal que tenemos en el momento, y que debería continuar varios años más, utilicemos parte de esta bonanza para promover inversión esencial en las zonas andinas en infraestructura y en tecnificación agropecuaria, preparando las zonas aledañas a las futuras minas para las inversiones productivas que vendrán más tarde. Si Cajamarca, donde hay varios grandes proyectos mineros aún no construidos, tuviera una población que ve que el Gobierno se ocupa de ella con electrificación, agua potable, caminos, colegios y puestos de salud, el ambiente para las nuevas inversiones sería muy distinto al clima hostil actual. Todos sabemos cuáles van a ser los proyectos mineros de los próximos años: hagamos en cada una de estas zonas un plan antes del proyecto minero para hacer con anticipación estas inversiones sociales esenciales, con cargo a los recursos que la inversión minera traerá más adelante en forma de regalías y canon. Hay que adelantarse a lo que vendrá en el futuro para asegurar que esa inversión efectivamente se realizará. Si esperamos que primero venga la inversión minera y luego se haga la social, estaremos garantizando la agitación.
Si el Perú no tuviera bonanza, hoy no tendríamos la facilidad para implementar un plan de este tipo. Pero al contrario, hoy sí tenemos los recursos. Entonces debemos garantizar que las inversiones sí se van a hacer, porque los inversionistas van a ver un clima social más favorable.
Trabajemos en esta idea desde ahora y no esperemos que vengan las protestas para luego reaccionar después de ellas, como ha ocurrido en los últimos años.
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