El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, puede no haber estado sufriendo alucinaciones cuando dijo la semana pasada que la Alianza del Pacífico “es el nuevo motor económico y de desarrollo de América Latina y el Caribe”. De hecho, la Alianza del Pacífico, que fue lanzada oficialmente apenas hace un año, se está consolidando como un bloque económico con enorme potencial, mientras que el Mercosur –constituido por Brasil, Argentina, Venezuela, Uruguay y Paraguay– se está convirtiendo en un comité político y está cada vez más debilitado por disputas internas.
El año pasado, los cuatro países miembros de la Alianza del Pacífico tuvieron un índice de crecimiento combinado de 5%, mientras que los países del Mercosur crecieron a una tasa promedio del 2,9% según la CEPAL. Lo que es más, en medio de una desaceleración general del comercio global, el comercio entre los países de la Alianza del Pacífico creció 1,3 por ciento el año pasado, mientras que el comercio entre los miembros del Mercosur cayó un 9,4 por ciento...
La división entre los bloques del Pacífico y el Atlántico de Latinoamérica se acentuó en la cumbre de la Alianza del Pacífico celebrada en Cali, Colombia, la semana pasada. En esa reunión, los presidentes de la Alianza del Pacífico afirmaron que de ninguna manera pretenden tomar distancia del Mercosur, del ALBA y de otros bloques regionales. Sin embargo, eso fue precisamente lo que hicieron.
En Cali, se presentaron como un grupo de países estables que respetan la democracia y el estado de derecho y que por lo tanto ofrecen oportunidades de inversión mucho mejores que Venezuela, Argentina y otros países populistas que expropian empresas extranjeras a su capricho. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, dijo que los miembros de la Alianza comparten “una visión en favor de la vigencia del Estado de derecho y de la democracia, y de creer que con libre comercio podemos encontrar mayor competitividad para nuestros pueblos”. Traducción: no somos Venezuela, ni Argentina. La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, cuyo país se está integrando oficialmente a la Alianza del Pacífico, dijo: “Ya basta de ideologías, ya basta de consignas, ya basta de buscar chivos expiatorios. Tenemos que asumir con responsabilidad las tareas que aun tenemos pendientes en materia de desarrollo”.
Mientras tanto, las divisiones internas del Mercosur siguen creciendo. El respetado diario Valor Económico, de Brasil, informó la semana pasada que la presidenta Dilma Rousseff tuvo recientemente un diálogo privado “durísimo” con la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner sobre las trabas comerciales y el tratamiento a las inversiones en Argentina. Y el presidente de Uruguay, José Mujica, que se ha quejado de las medidas proteccionistas de Argentina, fue grabado el mes pasado diciendo que la presidenta argentina es “peor” que su difunto esposo, el ex presidente Néstor Kirchner.
Mientras tanto, los presidentes de la Alianza del Pacífico acordaron en la reunión de Cali eliminar las tarifas del 90% de sus productos y llegar a un acuerdo para el 30 de junio con el propósito de agregar el 10% restante.
El acuerdo de la Alianza del Pacífico va más allá los acuerdos de libre comercio tradicionales porque incluye comercio de servicios, inversiones y compras gubernamentales, me señaló el ministro de comercio colombiano, Sergio Díaz Granados.
También incluye planes de aumentar los intercambios estudiantiles, validar los títulos universitarios entre los países miembros y abrir embajadas y oficinas comerciales conjuntas en Ghana, Marruecos, Vietnam, Singapur, Turquía y otros países.
Una de las principales metas de la Alianza del Pacífico –cuyos miembros ya tienen acuerdos de libre comercio entre ellos y con Estados Unidos– es crear una plataforma conjunta para poder exportar a Asia.
Mi opinión: El mundo se encamina hacia una economía de super bloques –la Asociación Trans Pacífica, la Asociación Trans Atlántica, y el bloque económico de China con sus vecinos– y la Alianza del Pacífico está dando los pasos adecuados para insertarse en la nueva realidad mundial.
Mientras tanto, Brasil, Argentina, Venezuela y sus vecinos siguen mirándose el ombligo. Estos países crecieron a pesar de su aislacionismo durante la década pasada, cuando se dispararon los precios internacionales de las materias primas, pero ahora están estancados y probablemente lo sigan estando, mientras los precios de las materias primas sigan en sus niveles actuales o caigan. Es demasiado pronto para decir si la Alianza del Pacífico triunfará luego de tantos intentos fallidos de integración económica en Latinoamérica. Pero, sin duda, es lo más interesante que está pasando en Latinoamérica hoy día, aunque sea por default.
No hay comentarios:
Publicar un comentario