jueves, 2 de mayo de 2013

Fritz Du Bois. Llueve sobre mojado


No pudo haber escogido un peor momento Humala para caer en la tentación de La Gran Transformación y echarle un baldazo helado al entusiasmo. Así tenemos que, por efectos de la caída en los precios de las exportaciones, el crecimiento de la economía se viene desacelerando y la tendencia se va agravando, como queda demostrado por las decepcionantes cifras de marzo para los despachos de cemento y la importación de bienes de capital. Más aún, esos números indican que tanto la construcción como la inversión privada, en general, estarían perdiendo el impulso que habían mantenido, contra viento y marea, durante los últimos siete años.
Si a ello le sumáramos una eventual caída en la confianza del consumidor, causada por la inestabilidad que el propio Gobierno está creando, entonces estaríamos perdiendo las tres principales fuentes del fuerte crecimiento que nos llevó a ilusionarnos y a creer que éramos los afortunados iluminados por un ‘milagro peruano’.
Por otro lado, el Gobierno, en lugar de preocuparse con la desaceleración y actuar compensando los problemas externos facilitando la inversión o promoviendo la construcción de infraestructura entregando contratos en concesión, está más bien ayudando al frenazo al crear problemas internos innecesarios desempolvando proyectos trasnochados.
Con lo cual da la impresión de que nuestro mandatario quiere acelerar el descenso hacia una recesión porque, sin confianza, nuestra economía no va a ningún lado. Capaz algún allegado le ha hecho creer que su popularidad se debe a su personalidad y no a la sensación de bienestar que el crecimiento económico está generando, por lo que no le importaría frenarlo.
En todo caso, de tomarse la decisión equivocada en La Pampilla, ya sea por dogmatismo o porque hay gato encerrado, sin duda nos regresarían al estancamiento que llevó al éxodo a millones de peruanos en busca de trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario