Así tenemos que mortificados por la crítica de Vargas Llosa al aval que Humala otorgó al fraude electoral venezolano lo han ninguneado diciendo que él no es garante de nada. Más aun, exaltados y envalentonados han expresado que la Hoja de Ruta no es más que el camino hacia la Gran Transformación. Con lo cual han dejado helado al electorado que ahora siente que ha sido estafado.
Por otro lado, todo esto ocurre frente a la incrédula mirada de cientos de los más importantes empresarios mundiales quienes venían a conocer un país exitoso y estable que se estaba graduando. Pero ante la intolerancia gubernamental que han encontrado se deben de sentir confundidos o extraviados.
En realidad, es absurda la posición que el gobierno está adoptando justo cuando debería de estar generando confianza en lugar de hacer lo contrario. Incluso, en los últimos días, hemos escuchado comentarios sobre que somos, “sin duda, la estrella macroeconómica de la región” o acerca de “la envidia que nos tienen en el G-20” de los países más desarrollados. Sin embargo, en lugar de capitalizar esos halagos, Humala está desempolvando monopolios trasnochados.
Mientras, sus parlamentarios están actuando con el mismo espíritu democrático que han mostrado sus pares chavistas venezolanos, quienes atacan a golpes a los legisladores de oposición en el baño.
Al final, el Foro Económico Mundial viene al Perú no por un mandatario sino como resultado de 20 años de esfuerzo de todos los peruanos. Por ello, Humala y sus allegados no tienen derecho a desperdiciarlo. Así que a tranquilizarse y a bajarse del caballo.
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