El presidente Humala es un militar. En consecuencia sabe el gravísimo perjuicio que causó sendero a las FFAA, a la PNP y a toda la sociedad peruana: 35 mil muertos y decenas de miles de millones de soles destruidos por la vesania senderista. Y como jefe de Estado, el mandatario Humala es consciente del daño que causa el narcotráfico al Perú. No solo anulando a los jóvenes y consumidores de droga en general, sino porque su desarrollo está ligado a carteles de la droga que corrompen la génesis misma del Estado y porque, además, configura una alianza realmente devastadora con las huestes senderistas en plena reagrupación.
En este orden de ideas si el gobierno no remueve ahora mismo de su cargo a Malpartida –mando militar de sendero según propia confesión y dirigente cocalera– confirmará que existen vínculos entre el oficialismo, el terrorismo y el tráfico de drogas. En otras palabras, se hará evidente que el Perú está camino a convertirse en narcoestado, y que somos un país descastado que incorpora al terrorismo –que ensangrentó y atormentó a su ciudadanía– en puestos públicos de mando social. En tanto persista en mantener como funcionaria de su gobierno a un elemento comprometido como Elsa Malpartida, el descrédito del régimen humalista no sólo acabará perjudicándolo internamente, sino que transmitirá un mensaje patético y vergonzante a nivel internacional. Esperamos la rápida rectificación presidencial.
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