martes, 2 de abril de 2013

Miguel Palomino. Gladiadores baratos

Los medios han cubierto extensamente el debate sobre la reimplantación del llamado servicio militar no tan obligatorio y han llovido las críticas tanto respecto a su eficacia como a su carácter discriminatorio y exclusivo. Afortunadamente, un análisis económico del tema nos permite identificar claramente no sólo la naturaleza del problema sino las características de la mejor solución al mismo.

La situación es la siguiente: la sociedad ha determinado que requiere del servicio de seguridad que ofrece un ejército nacional y ha establecido que éste ejército sea administrado directamente por el Estado. El servicio a ser ofrecido requiere personal. El problema entonces es cómo obtener ese personal.

graf_Presupuesto_ejecutado_nacional,_FF.AA._y_Ejército,_2012.pngDebiera ser claro que, al igual que cualquier otro servicio público que ofrece el Estado, se debiera contar con el presupuesto necesario para contratar al personal adecuadamente capacitado que pueda ofrecer el servicio de seguridad nacional. De no ser así, cualquier servicio estatal podría ofrecerse mediante el trabajo forzado de cualquier grupo de ciudadanos elegidos mediante cualquier mecanismo arbitrario. ¿Por qué no existen los servicios obligatorios de enfermería, profesorado, obras públicas, policía o tramitador? Igualmente, si se requieren recursos para mantener y apertrechar a los soldados, ¿por qué no entonces simplemente forzar a que las poblaciones cercanas a las guarniciones entreguen alimentos y otros bienes necesarios? Esta era una práctica común antiguamente, al igual que lo era que las comunidades tuvieran además que entregar a sus hijos para servir en el ejército.

El verdadero problema es exclusivamente presupuestal. La sociedad quiere un ejército pero no quiere pagarlo. Por ello, se legisla para obtener recursos al menor costo mediante el servicio dizque "obligatorio". Sin embargo, resulta que no es obligatorio para el que puede pagar. Una multa de S/.1,800 libra a cualquiera de un año de servicio militar. Si eso es lo que vale para la sociedad que alguien no cumpla con su "obligación" a la patria entonces en realidad sería un servicio de tan poco valor que no quedaría claro para qué lo querríamos...

La verdad es que para la sociedad tiene que valer mucho más que S/. 1,800 que un ciudadano dedique un año de su vida -y la arriesgue- por el bien común. Pero como el Congreso (y el Ejecutivo) no quiere pagar por este servicio, entonces se opta por el trabajo forzado de quien no tiene recursos. Los más pobres deben arriesgar su vida para proteger a los demás. No es muy inclusivo que digamos. El sistema se asemeja a una arbitraria condena a prisión o a un impuesto en trabajo para los más pobres. Gladiadores baratos que compran su libertad arriesgando, por un año, su vida en el ruedo. El único motivo por el cual esto no escandaliza a todos es porque se ha practicado en casi todo el mundo a lo largo de toda la historia -la injusticia y el abuso de los más pobres no son nada nuevo. Al que diga que es un mal necesario que primero se enliste o enliste a sus hijos.

Si queremos y necesitamos un ejército entonces dediquémosle los recursos presupuestales necesarios para tener el personal capacitado que requiere nuestra seguridad nacional. Reclutar forzadamente a jóvenes pobres de 18 años para mal entrenarlos por doce meses y usarlos como relleno -o mucho peor como carne de cañón- no es una forma eficiente ni eficaz de lograr la seguridad nacional. Pregúntele a cualquier oficial con mando de tropa. Como sugirió Elmer Cuba, el gobierno debiera más bien pensar en un programa que atraiga a jóvenes para que quieran servir en el ejército. Que se lance "Recluta 18".

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