Sorprende que la SNI tenga un concepto tan exótico de lo que es la competitividad. Por lo que se ve, a ojos del gremio uno aumenta su “competitividad” si logra correr la maratón cargado en palanquín, sobre los hombros de otros.
No se trata de una exageración. Los contribuyentes peruanos estamos cargando... sobre los hombros de nuestros patrimonios, la “competitividad internacional” de los algodoneros nacionales. Como ellos no pueden vender internacionalmente el algodón que producen al precio que necesitarían para que les sea negocio, el fisco les da la diferencia, posibilitándoles vender más barato y tener un margen de ganancia al mismo tiempo. De este regalo... viene la “competitividad” de nuestros algodoneros.
Por qué los contribuyentes peruanos estamos interesados en mantener esta mentira –la de la rentabilidad de nuestros algodoneros– no resulta claro. Un argumento dice que es la única manera de mantener vivo el sector. La misma SNI, por lo pronto, ha dicho que por culpa del retiro del subsidio solo en este año “las hectáreas sembradas de este cultivo caerán en 30%”. Pero no alcanzamos a entender cómo así es bueno mantener con vida un sector que pierde recursos todos los años...
Se dirá que el motivo son las personas que viven de ese negocio. Pero ese argumento es ficcional: como el algodón peruano no tiene demanda a los precios que necesitaría para generar ganancias, ahí no existe ningún negocio. La gente que trabaja en el sector, pues, no vive de un negocio, sino de un subsidio. Si desaparece, entonces, ese 30% de hectáreas, lo que desaparece es una fuente anual de pérdida de recursos para los contribuyentes y lo que aparece es la oportunidad de poder dedicarlas a algo que sí pueda generar riqueza y crear, por tanto, oportunidades sostenibles para sus propietarios... Las condiciones de los mercados ... cambian con el tiempo y los recursos deben poder moverse ahí donde van a generar más riquezas, para que pueda crearse el mayor número de oportunidades para todos.
Es cierto que hay otros países que subsidian su algodón y que los algodoneros peruanos tienen que competir en el mercado internacional con ellos. Pero si el populismo de esos países ... los lleva a regalar ... parte del precio de un bien dado, lo inteligente no es ponerse a competir con ellos en la carrera de los obsequios. Lo inteligente es aprovechar su regalo comprándoles lo que subsidian y dedicarse más bien a producir las cosas por las que sí se pueda obtener más de lo que costaron. Es decir, a las actividades que de verdad generan riqueza y no a las que simplemente la trasladan de unos a otros.
http://elcomercio.pe/actualidad/1537985/noticia-editorial-economia-palanquines
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